En medio de la impresionante naturaleza cordillerana de Colombia, se ubica el departamento de Quindio, y al noroeste del mismo en plena cordillera de Los Andes se encuentra emplazada el tradicional pueblo de Salento.

Para quien conoce el Eje Cafetero colombiano, sabrá que este es un municipio especial no solo dentro del relieve geográfico de ese país sino también un paraíso cafetal y relajante para los amantes de la naturaleza. Visitar Salento  es dejarse impactar de un atractivo arquitectónico digno de los pueblos que nacieron como producto del colonialismo español siglos atrás, posee un encanto mágico que enamora, acoge y transporta, como lo haremos con ustedes contándoles sobre este maravilloso rincon de Colombia.

Las pequeñas y coloridas calles de Salento lo tienen todo, su gastronomía típica en la que incluimos las mejores producciones de café del mundo, junto con la trucha entre otros manjares que hacen del comer un placer divino, se mezclan con una cultura rica que combina muy bien las tradiciones con la vida actual y el permiso para que los visitantes puedan también disfrutar. Esta es una sociedad típicamente folclórica, orgullosa de sus expresiones artísticas como la música, la danza y las artesanías, con siglos de antigüedad que sobrevivieron al tiempo en medio de la frondosa flora y fauna de esta región colombiana.

Una de las características que hacen especial a este maravilloso lugar, es la posibilidad de realizar caminatas ecológicas en espacios que resultan realmente mágicos, entre ellos se destaca el Valle del Cocora, donde la flora y fauna de la región parece haber elegido este lugar para desarrollarse en un frondoso y verde tapiz repleto del canto de aves y variadas especies autóctonas tanto en animales, como en árboles y en estos últimos se destaca el árbol nacional de Colombia conocido como Palma de cera, que posee una gran altura y su follaje es muy característico.

Además en este pueblo de arquitectura colonial, donde las construcciones están hechas de barro e historias, se puede realizar un afamado paseo en la calle Real, donde se disponen numerosos comercios típicos que ponen a disposición de los turistas, las artesanías, comidas, música y el propio folclore de los habitantes de Salento.

Con reservas naturales, ríos, miradores y gente amable, este municipio sabe cómo recibir a sus visitantes, y quizás a ello se debe la gran afluencia de turismo que año a año llega desde diferentes partes del mundo, y no solo disfruta de los paseos, sino que también obtiene una gran experiencia en los formatos hoteleros que combinan el propio paisaje colonial con su naturaleza y los placeres de yacusis, jardines, chinchorros o hamacas de descanso y cientos de comodidades que conforman la personalidad de un pueblo que ha sabido convivir con el turismo priorizando su cultura y su vida diaria en la actualidad.

Si fuese necesario resumir a este maravilloso lugar, tendríamos que hacerlo destacando la comunión que Salento ha sabido desarrollar entre la naturaleza, sus tradiciones y el turismo, convirtiéndose en un verdadero paraíso para quienes aman disfrutar del paisaje urbano como natural, y de la tradición y sus opciones.